Hace muchos años conocí a un chico en un campamento de verano. Cada tarde, daba igual lo que estuviera haciendo, paraba y se iba a ver el sol caer. Siempre y sin excepción. Un día le pregunté, si de verdad veía atardecer cada día y me respondió: “Marta, es un regalo que tenemos día tras día, ¿por qué no lo voy a disfrutar?”.
¡Y qué razón tenía!
0 comentarios
Qué maravilla tan maravillosa =)
PRECIOSO!!!!!!!
http://basamortua.wordpress.com/
Precioso lago, estuvimos hace poco, lastima que no pudimos pasar al lado Boliviano!!!
muchas gracias andoni!!
Pingback: los atardeceres del verano | querido diario de a bordo…