Es imposible quedarse con un único lugar de París. Desde el primer momento que pisas la capital francesa, la ciudad te embelesa con su belleza y su majestuosidad.
Recuerdo la primera vez que pisé París, hace ya varios años. Los amplios jardines, la Torre Eiffel; todo era asombroso, y es que, aunque con 7 años no es difícil sorprenderse cada vez que he vuelto esta ciudad me ha maravillado más.
Recuerdo un 14 de julio, día de la fiesta nacional, sentada en las escaleras de Sacré Coeur viendo los fuegos artificiales, recuerdo paseos por Montmartre al anochecer…
La última vez que fui descubrí otro París. El París de Haussmann, con sus largas avenidas [a veces, cuando tus piernas de turista están cansadas, quizás sean excesivamente largas], sus amplios bulevares. La Ópera de Garnier y su recargada decoración, su majestuoso hall…
Casas señoriales… Mires donde mires, París te lleva al pasado. A un pasado de carrozas, de trajes voluptuosos, de coches de caballos…
Este verano volveré a París. Lo que me depara, todavía no lo sé, pero a la espera estoy.
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Oh la la! Paris c’est magnifique.
Votre blog c’est tres agreable, MATIN, hahaha
ya te respondo…MAÑANA
Yo tampoco sé lo que me depara la próxima visita contigo a Paris. A la espera estoy, como tu bien dices.
Lo que si sé, y de ello estoy bien segura, es la ilusión que tengo de disfrutar otra vez de tu compañía allí y en cualquier sitio.
Haremos una escapada “de chicas” a ver el museo de l’Orangerie. Te gustará el continente ( renovación completa y grandes ideas arquitectónicas) y el contenido. Espera a sentarte rodeada de nenúfares…