Desde pequeña había oído hablar de Bremen gracias a Los Trotamúsicos; aunque sinceramente, por aquellos días no tenía ni idea de que era una ciudad de Alemania.

Por casualidades de la vida este año he podido conocer esta pequeña y encantadora ciudad.

Llegué al histórico centro de la ciudad por una calle que escondía la plaza del mercado (Marktplatz) donde se encuentra el ayuntamiento y la estatua de Rolando [símbolo de la ciudad]  (ambos declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad).
Estaba rodeada de casitas, que te hacían retroceder siglos de historia para encontrarte en otra época. Todo acompañaba, además, con un bonito día soleado, por lo que el cielo estaba azul y la plaza llena de vida.

Sobre la estatua de Rolando, cuenta la leyenda que Bremen permanecerá libre e independiente mientras ésta siga en pie. (Existe por lo tanto una copia en el ayuntamiento, que podría sustituirla en caso de que se cayera.)

El ayuntamiento es uno de los más importantes ejemplos de arquitectura gótica en Europa. Está, además, la catedral dedicada a San Pedro.

Bremen tiene una pequeña estatua de sus famosos músicos; famoso cuento de los Hermanos Grimm. Muchas personas también creen que si se tocan las patas delanteras del burro de la estatua y se pide un deseo, se cumple. Tanto es así, que con el paso del tiempo esa parte de la estatua ha adquirido brillo. Los músicos, junto con el Rolando, son el emblema de la ciudad. Esto es lo que sirvió de inspiración a la serie de dibujos animados Los Trotamúsicos realizada por Televisión Española en 1989. (para leer el cuento, haz click aquí) Además, Bremen es atrevesada por el río Weser; que la conecta con el llamado puerto de Bremen; Bremerhaven.
En días soleados, se puede pasear por la orilla del río, tomar el sol y disfrutar de pequeños espectáculos que ofrecen los habitantes. (en mi caso un grupo de antiguos marineros se pusieron a cantar y a animar al público).  
Sorprendente ciudad, sin duda alguna.