En el lado peruano del lago Titicaca, desde la ciudad de Puno a unos 6km se encuentran las islas flotantes de los Uros.
Estas islas se construyen con una especie de junco que llaman la totora.
Lo que antaño era una cultura ancestral se ha convertido en un verdadero escaparate turístico en el que desde el primer momento intentan venderte cosas y que te gastes el dinero en cualquier tontería.
El viaje en barco desde Puno dura unos 20 minutos y el paisaje es verdaderamente asombroso.
Nuestra primera parada fue la isla de San Miguel. Allí nos explicaron cómo construyen sus casa y cómo viven los habitantes. Todo está hecho de juncos. La poca electricidad que tienen es debida a paneles solares.
Nos comentaron que hace un frío horrible (cosa que pudimos comprobar en cuanto se puso el sol) pero que estaban acostumbrados (ya me explicaran cómo, puesto que yo no consigo aclimatarme al frío).
Nos ofrecieron un paseo en barca (una vez más, para sacarnos el dinero) el cual rechazamos no sólo por la tontería que suponía (ya que había una lancha a motor que tenía que llevar el barco) y porque hacía un horrible frío.
Nos despedimos viendo atardecer.