Al sur de Baviera hay un pequeño lago totalmente encajonado entre montañas; el König See.

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Se encuentra justo en la frontera con Austria, de tal manera que para ir desde Múnich hay que cambiar de país.

En nuestro caso usamos el Bayern Ticket, una manera barata y cómoda de viajar que ya explicaré más adelante. Cogimos un tren desde Múnich directo a Salzburgo y de ahí dos autobuses. El viaje fue largo pero el paisaje mereció la pena.

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Las aguas son de color esmeralda y se dicen que son las más limpias de Alemania. Es posible por tanto atravesar el lago en unos barcos eléctricos (para no contaminar).

Hay una pequeña capilla, la de St. Bartholomä que usaban los reyes de Baviera como coto de caza.

Además como atracción turística un señor toca una trompeta, y se oye el eco por todo el lago.

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Una verdadera maravilla otoñal.