Queridos lectores:
Hoy es escribo desde la orilla del río, viendo cómo el sol se pone detrás de la iglesia de San Lucas.
Cuando Múnich nos regala días de verano, siempre acudo a mi “playa particular” y consigo, dentro de la vorágine trabajadora, el sentir que estoy un poquito de vacaciones.
Es cierto que al Isar le falta sal, para poder sentir ese olor a mar y ver cómo se queda la piel blanca después de que el agua se evapore; pero somos unos privilegiados de poder bañarnos en el río que pasa por la ciudad.
Os deseo un muy feliz domingo y ¡ay! no podría irme sin decir mi frase favorita cada día de elecciones, ¡feliz día de la democracia!
Votad todos con sabiduría.